Queridos políticos, a mí no me engañan.

2018-10-06_14-08-28

Hace ya algunos años de esta publicación que hice en Instagram. Pretendía denunciar la habilidad de nuestros dirigentes para neutralizar las legítimas reivindicaciones de los trabajadores enfrentándoles además a la ciudadanía, ciudadanía que en realidad está formada en su mayor parte por otros colectivos de trabajadores. No ha cambiado nada, los que nos mandan, ya sean cargos intermedios o directamente portavoces de nuestros gobernantes en el parlamento andaluz, no dudan en mentir para desactivar las justas reivindicaciones de un colectivo, en este caso de médicos de Atención Primaria. Antes fueron los controladores aéreos, también pasaron por ahí los estibadores, servicios de limpieza de diferentes capitales, como mi Málaga, y muchos más, todos con el denominador común de atacar las reivindicaciones de diversos colectivos que casualmente siempre eran para nuestros gobernantes (a nivel local, autonómico o nacional, ora azules, ora rojos, según el caso) castas privilegiadas (daría risa escuchar a los políticos hablar de castas privilegiadas si no fuese porque no tienen ni puta gracia, con perdón).

De tal modo, sólo quiero dejar constancia aquí de que a mí no me engañan, ni me engañaron antes.

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Sólo es publicidad

María Dolores Ripoll Martínez de Bedoya, Abogada del Estado, acaba de descubrirnos a todos que lo de «Hacienda Somos Todos» sólo es publicidad. Triste es que una profesional, seguro que con muchas horas de esfuerzo y trabajo sobre sus hombros, tenga que arrastrarse por el fango y hacer bueno el chiste del abogado y el pez gato, espero que le merezca la pena la recompensa por el sapo que se ha tenido que desayunar.

Lo cierto es que sin ser fan, lo de la infanta (en minúsculas, como corresponde) ya lo explicaba bastante bien la escritora Lucía Etxebarría, tan bien que su artículo fue censurado en su momento. Aun así, no es necesario leerlo para que cualquiera que no esté cegado por el sectarismo, por el poder o por el dinero, comprenda que si la imputada se llamase, por poner un nombre, Teresa Rodríguez, en lugar de cristina de borbón, no tendríamos ni a los altos cargos de Hacienda (¿mandados por?), ni al fiscal anticorrupción (¿mandado por?), ni a la Abogada del Estado (¿mandada por?) afanándose por evitarle el trance de un vergonzoso juicio.

Realmente, en mi opinión, a este juicio no le sobra una imputada, más bien le falta alguno.